Las fachadas ventiladas reducen la huella de carbono de los edificios
Cada vez es más frecuente escuchar expresiones como huella de carbono o descarbonización. La sociedad en su conjunto y las administraciones, empresas y particulares buscan cómo reducir en sus actividades la cantidad de gases de efecto invernadero que emitimos a la atmósfera. Referido específicamente a edificación, la huella de carbono es la cantidad total de gases de efecto invernadero que se emiten durante todas las etapas de su ciclo de vida. Estas emisiones incluyen las emisiones por construcción, uso, demolición y mantenimiento y también las que se generan a través del uso de energía, el transporte y la gestión de residuos.
Edificios eficientes
Construir edificios «eficientes» permitirá reducir la huella de carbono ya que los edificios pueden tener un efecto positivo o negativo en el medio ambiente dependiendo de cómo se diseñan y construyan. La huella de carbono de un edificio se puede calcular mediante el análisis del ciclo de vida (LCA) que considera todas las entradas de energía a un edificio durante su vida útil. Hay muchas prácticas que se pueden seguir para hacer que los edificios sean más sostenibles. Éstos incluyen aumentar la eficiencia energética mediante el uso de fuentes de energía renovables y un diseño de eficiencia energética, reducir u optimizar el uso de agua, materiales reciclados, instalación de sistemas filtrado de aire, etc. En este sentido un elemento clave es el diseño de la envolvente de edificio.
Hablábamos recientemente de la inercia térmica de los edificios como la propiedad de los materiales que indica su capacidad para absorber, almacenar y ceder calor. Las fachadas ventiladas son claves en la gestión de la inercia térmica y gracias a su instalación ventilada se consigue mantener la temperatura estable en el interior de la vivienda durante todo el día, pues la resistencia térmica del muro soporte se incrementa tanto por el aumento de aislamiento como por la existencia de una cámara de aire. Puedes leer más aquí
Por lo tanto las fachadas ventiladas como se ha indicado en numerosas ocasiones reducen el consumo energético del edificio y, en consecuencia, las emisiones de CO2.
Análisis de ciclo de vida
Es la evaluación de la huella de carbono de un producto o servicio durante toda su vida, desde la extracción de la materia prima hasta su eliminación. El objetivo de un análisis del ciclo de vida es determinar el costo real de un producto o servicio e identificar formas de reducir ese costo.
El ACV es una herramienta útil para la toma de decisiones sostenibles, ya que permite identificar los puntos críticos del ciclo de vida de un producto, proceso o sistema, y evaluar alternativas para mejorar su impacto ambiental. Además, es una herramienta cada vez más utilizada en la evaluación de la sostenibilidad de edificios y construcciones, permitiendo identificar las etapas del ciclo de vida que tienen mayor impacto ambiental y proponer soluciones para reducirlos.
Además, el Análisis del Ciclo de Vida es una herramienta muy presente en las principales certificaciones sostenibles como BREEAM, LEED, VERDE y DGNB. Todas ellas contemplan el ACV como un factor a evaluar dentro de sus criterios. Las fases del ciclo de vida y tipos de impactos a analizar dependen de una certificación a otra. Ver más aquí.